Lunes, 5 de julio de 2004

 

OPINIÓN. ARTÍCULOS

¿Por qué no votamos los ciudadanos europeos?

PEDRO ÁLVAREZ DE FRUTOS / Profesor de instituto y ex secretario de la Agrupación Local del PSOE de Segovia.

APENAS tres semanas desde que todos los ciudadanos de la Unión Europea fuimos llamados a votar para renovar el Parlamento europeo. La cita se saldó con una bajísima participación general. ¿Por qué? Seguramente las razones son abundantes y pertenecen a distintos aspectos de la vida de la Unión Europea, pero quiero poner de manifiesto tres razones políticas que explican esta actitud tan poco ciudadana.

Durante la campaña electoral, al menos en España, los principales partidos pusieron de manifiesto su intención de que las europeas sirvieran de refrendo y segunda vuelta de las anteriores elecciones nacionales. ¿Necesitábamos los españoles una segunda vuelta para aclarar nuestras ideas sobre a quien queríamos votar en nuestras elecciones nacionales? La respuesta es no. En las nacionales cada ciudadano votó según creyó conveniente y nada hace pensar que lo hiciera equivocada o irreflexivamente. Los únicos que, al parecer, necesitaban ese refrendo eran los principales partidos políticos. Además la campaña europea, en buena medida, se perdió en discusiones sobre si debía de haber debates televisados entre líderes, en qué televisión y con qué formato.

Pero ¿cuál era la diferencia entre PP y PSOE sobre la política en la Unión? Evidentemente existe esa diferencia, como se ha puesto de manifiesto en la reciente cumbre de Bruselas, pero ¿se transmitió a la ciudadanía? Mi respuesta es que escasamente. En realidad se debatió más sobre quién fue más eficaz en el pasado consiguiendo ayudas y quién lo será en el futuro, que sobre cómo piensa cada partido seguir construyendo la Unión, si Europa debe avanzar más o menos en los aspectos sociales y cómo, los límites de la Unión, la postura sobre futuras ampliaciones, cómo atender a la política exterior y cuál debe ser ésta, etc.

A estas alturas todos hemos podido comprobar que la Unión funciona cada día mejor y más eficazmente como un gran mercado interior en el que comprar y vender es más sencillo y en el que los productos tienen unas homologaciones mínimas que protegen al ciudadano de las irregularidades. Pero ¿éstas son las principales preocupaciones de los ciudadanos? La respuesta vuelve a ser no. El ciudadano común generalmente se preocupa de su bienestar inmediato: ingresos, gastos (inflación), la relación entre ambos, vivienda, vacaciones, impuestos, jubilaciones, protección social y deja las abstracciones para otros.

Pero, ¿qué hay de estas preocupaciones comunes? Poco o nada y el texto constitucional recientemente aprobado resuelve también poco al respecto. Incluso parece que está creando divisiones en algunos partidos socialistas y socialdemócratas por la falta de avances en las cuestiones sociales, que son fundamentales para ellos.

Las elecciones fueron hace unos días, pero resulta que en la primera Cumbre ya se plantea la renovación del presidente de la Comisión y ¿qué se dijo de esta cuestión en la campaña electoral? Nada. Pero alrededor de la presidencia de la Comisión la cuestión es doble: afecta al quién y al cómo. Al quién, porque tras el fracaso de Bruselas en esta cuestión, se designó al primer ministro portugués, que ni siquiera figuraba entre los posibles candidatos, y hubiera sido bastante lógico que los ciudadanos, que votamos hace unos días, hubiéramos sabido, entonces, a qué personas postulaban los dos principales grupos políticos europeos; populares y socialistas.

Y al cómo, porque ha habido que buscar un consenso entre países, no sólo entre grupos políticos, para llegar a un acuerdo que se ha cerrado con una persona que organizó la reunión de las Azores (Bush, Blair y Aznar) sobre Iraq, que ha producido una de las mayores divisiones de los países de la Unión respecto de la política exterior y que ha dejado tocados a muchos de los presidentes de los Gobiernos de cada país por su apoyo o no a esa guerra en función de la opinión de los ciudadanos. De manera que esta cuestión se ha dejado para el encaje de bolillos de los presidentes de Gobierno y jefes de Estado que son los que, al parecer entienden, desmarcándolo de las posiciones de los grupos políticos que es lo que los ciudadanos votamos.

¿Por qué no votamos los ciudadanos en las últimas elecciones europeas? Porque sólo se nos deja decidir en algunas cosas, porque hay cuestiones que por importantes se reservan para las cúpulas de cada país, porque no se habla de las cuestiones que directamente nos afectan. Y sin embargo, la Unión avanza, se consolida y muchos, entre ellos los españoles, la identificamos con el progreso. Aunque sólo fuera por esta razón nos gustaría avanzar en la construcción de la Unión y participar en ella. Que no nos falte.